La nueva normalidad conllevará también un aumento de la delincuencia. Termina junio y termina trimestre… probablemente los tres meses más duros que hemos vivido algunos en los últimos años. Aún siguen los coletazos de las muertes por Coronavirus, que en nuestro país han llegado casi a la cifra de 29.000 fallecidos. Un número que esconde dolor, pena, angustia y muchas familias destrozadas por no haber podido despedirse de los que dieron la vida por ellos.

Nuestros mayores han sufrido y siguen sufriendo. Pero la crisis sanitaria dio lugar a otra crisis, la económica que ya ha dejado a miles de trabajadores y autónomos sin trabajo. Muchos negocios han sobrevivido pero muchos otros están echando el cierre… si no lo han hecho ya. Miles de pequeños negocios no han aguantado tantos días de cierre obligado. Otros tantos no aguantarán las nuevas medidas de seguridad e higiene que están imponiendo las administraciones.  Obligados a cumplir ciertas restricciones se hace inviable económicamente su apertura.

 

“No estamos al final del desastre económico sino al principio”, advirtió hace una semana la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tras la creación de un Fondo de Recuperación de 750.000 millones de euros para la Unión Europea.

 

Los datos de criminalidad habían descendido durante el confinamiento, obviamente. Sin embargo, los intentos de robos en trasteros habían aumentado, al igual que los intentos de robos en segundas viviendas… y es que a la crisis sanitaria y la crisis económica, se le suma la inminente crisis social.

Recientemente, conocíamos que la Guardia Civil se prepara para una nueva normalidad en la que teme que pueda incrementarse la conflictividad social y la delincuencia. A través de una orden interna de la Dirección Adjunta Operativa, la benemérita pedía a sus agentes que estuvieran listos para dar respuesta a posibles y diferente conflictos de orden público.

A las protestas políticas, de corte separatista y sabotajes a sedes de partidos políticos, se le sumaba en ese informe interno posibles protestas. Disturbios localizados en aquellas partes del país en los que se produzca un aumento de despidos y cierres de sectores de la producción y servicios que no han podido recuperar todavía la actividad.

La orden interna hace alusión al más que probable aumento de robos en viviendas, en negocios y comercios. 

En definitiva, una tormenta perfecta y caldo de cultivo para que, como ha ocurrido en otras épocas de la reciente historia de España, el aumento del paro genere un clima de delincuencia que haga que tengamos que extremar nuestras precauciones, no solo sanitarias, sino de seguridad de nuestras viviendas y nuestras pertenencias. Los cerrajeros de seguridad de Madrid seguiremos dándoos el mejor de los consejos para evitar robos en vuestras casas.

¡Atentos!